Verificaciones para mandar un archivo de diseño gráfico a imprimir en offset
Si estás trabajando en diseño gráfico, probablemente muchas veces tengas que enviar material a imprenta.
Si bien, eso suele estar en manos de gente especializada, es muy útil que conozcas los métodos para poder enviar un trabajo lo más terminado posible a la imprenta, para obtener mejores resultados.
En este artículo te quiero comentar mis técnicas para enviar trabajos como folletería, tarjetas o trípticos bien terminados, para que la imprenta los reciba y los pueda procesar de forma correcta.
Una vez que hemos terminado nuestro diseño, y que ya fue aprobado por el cliente, debemos realizar una serie de verificaciones o pasos previos, antes de mandar el trabajo a imprimir.
Verificar la ortografía de nuestros diseños
Lo primero que hay que hacer es verificar la ortografía. Si contamos con un equipo o, por lo menos, otra persona que nos pueda hacer el trabajo de revisar la parte ortográfica, sería lo ideal. Si no, lo debemos hacer nosotros mismos, verificando más de una vez. Si existen dudas sobre alguna que otra palabra, siempre es útil consultar el diccionario.
Verificar los datos del contenido
Deben ser verificados los datos que tienen que ver, por ejemplo, con números de teléfonos, correos, sitios web y medios de pago. Es bueno verificar esos datos con el mismo cliente. Por ejemplo, una técnica muy útil es llamar por teléfono a los números que figuran en el material para constatar si realmente son los correctos.
Aprobación escrita del cliente
Si tenemos la posibilidad de ver el cliente cara a cara, debemos hacerle firmar una muestra impresa del trabajo que será enviado a imprenta. Si eso no es posible, debemos solicitar una confirmación expresa por email (y guardar ese correo). Esto es muy importante porque, de esa manera, el cliente nos deja constancia de su satisfacción, al tiempo que nos ayuda a evitar malos entendidos en el futuro, cuando ya el material esté impreso.
Verificar unidades de medida del archivo
En programas como Adobe Illustrator, InDesign o Photoshop, podemos verificar que estamos trabajando en milímetros y centímetros (y no en pixeles, por ejemplo).
Configurar el modo de color del documento
Si bien podemos diseñar en modo RGB, lo que nos permite trabajar con colores más vivos, lo correcto cuando enviemos el trabajo a imprimir es hacerlo en modo CMYK (Cyan, Magenta, Yellow y Black).
Dejar demasía a los costados
Algunas imprentas se niegan a usar demasía, que es un espacio que los diseñadores gráficos dejamos por fuera del tamaño final o líneas de corte del trabajo (por ejemplo de 2 mm por lado). Esta demasía va a servir para que, cuando la imprenta utilice su cuchilla en el refilado (corte final), no nos quede un filete blanco indeseado alrededor o en algunos márgenes.
Rasterizar imágenes
Se trata de incrustar las imágenes en el documento (de Illustrator, por ejemplo) para que luego, cuando la imprenta abra el documento, no le falten las imágenes que hayan quedado vinculadas.
Convertir el texto a curvas o vectores
Cuando mandemos a imprimir el texto no debe estar en formato texto sino en formato curvas o vectores. Es decir, el texto no debería poderse editar. De lo contrario, cuando la imprenta abra el archivo podría encontrarse con que la tipografía no es la del diseño original.
Dos detalles finales
Finalmente, sería óptimo adjuntar a los archivos un detalle técnico con la descripción de las características del trabajo: tamaño, colores, si es impresión frente y dorso, gramaje del papel, cantidad, etc.
También sería de gran ayuda que agreguemos al grupo de archivos, una muestra en jpeg de cómo se debería ver el diseño una vez impreso, para que sirva de referencia, tanto al que descarga el archivo en la imprenta, como para el mismo maquinista.